Los problemas emocionales de la gente son siempre los mismos. Todos sufrimos por las mismas cosas, todos, pero hay gente más estúpida que otra; la más estúpida es la que sufre más tiempo. La más inteligente es la que llora dos noches y la tercera se mira a la cara. Y se levanta. Y se respeta. Y se obliga a reaccionar. Hay que aprender a quitarse importancia. El ser humano lleva cientos de años sufriendo por las mismas cosas. Lo sé porque leo, porque he dejado los dramas para el cine y la literatura. No quiero una vida dramática. No quiero una vida fantástica. Me conformo con una moto con luces de neón que aguante mi peso y el de los dos que acompaño. Los acompaño yo, porque ellos merecen mi compañía. Porque lo que no te dan los primeros años no te lo devuelven nunca. Porque si no se lo doy, se lo quito. Puede que mañana coja un avión, mañana es dentro de diez años, … todos saben que mamá no va a estar siempre aquí. De ahí la celebración. Mi manera de vivir. Ese dárselo todo. Esta vida sin mí.